Todo un éxito de participación y de asistencia al festival solidario por el pequeño Javier Vázquez, celebrado hace unas pocas horas en la antigua Escuela Hogar de la Foz de Morcín. El neno, que estuvo en todo momento entre nosotros los participantes, antes y después del acto, es un niño con duende, encanto singular y simpatía natural que sólo tienen algunos elegidos; encandila por su desenvoltura increíble, hiperactivo, sagaz, inteligente, despierto... se movía como pez en el agua entre las bambalinas del concierto que a él dedicamos un montón de artistas asturianos para que pronto, muy pronto, se encuentre definitivamente sano y salvo, dispuesto a comerse la vida a grandes dentelladas más alla del propio siglo que lo bautiza.
Javier me da que va para artista, sin duda; bien que sea lo que él quiera, por supuesto, pero ya le dije bien claro cuando lo tuve en los brazos, que a la vuelta de unos años -no muchos, que a mí a la vuelta de la esquina me acecha la vejez irremediable- quiero compatir con él los más grandes aplausos nunca jamás recibidos por ambos: a mí por lo de siempre, a él por su ingenio, su destreza y su soltura en cualquiera de las artes u oficios para los que, me he dado cuenta enseguida, ya despunta inquietudes y auspicia un porvenir de grandeza.
Rafa Lorenzo
Rafa Lorenzo en un momento de la sentida actuación |
Asoma la guitarra compañera de Rafita Lorenzo |
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